Aunque el título de este artículo no suena terrible, mi experiencia en Madrid durante la pandemia de 2020 fue estresante. Cuando al principio del año me enteré de que había un virus peligroso, no le di importancia.
El coronavirus estaba causando problemas en Italia, pero no pensaba que iba a tener un impacto devastador en España. Eso cambió cuando un día vi las noticias en un pequeño restaurante turco en una concurrida calle española. Vi que los negocios alrededor de la Plaza Mayor estaban cerrando. Me sorprendió, pero no pensé mucho en ello. Pensé que era algo que pasaría al cabo de unos días. Me decidí a planear una escapada a ciudades cercanas para evitar pasarme días sin hacer nada. Noté que había más restricciones en Madrid que en otros lugares. Primero fui a Segovia, que se convirtió en mi ciudad española favorita. Es famosa por un acueducto que los romanos construyeron allí hace 2,000 años. Cuando llegué a Segovia, parecía abandonada. La ciudad parecía un pueblo fantasma porque casi no había nadie por las calles. Sin embargo, había unos negocios abiertos donde pude comer algo. A pesar del vacío de la ciudad, su arquitectura y belleza me llamaron la atención. Casi todos los edificios tenían un aspecto como si se hubieran construido hace 500 años.
Al día siguiente fui a una ciudad antigua situada al sur de Madrid que se llama Toledo. Al regresar, vi un grupo de policías que estaban en la calle. Le estaban diciendo a la gente que no podía salir de su casa. Al parecer, el gobierno había implementado una cuarentena estricta. No fue una noticia agradable para mí. Estaba allí para explorar y disfrutar del país. También quería conseguir trabajo en España como docente de inglés. Parecía que tenía poca esperanza de llevar a cabo mis planes. Al hablar sobre esto con mi padre, pensó que sería mejor que volviera a Galveston. Así que preparé la maleta y dejé mi apartamento de Madrid. Cuando llegué al aeropuerto, una empleada de la compañía aérea me informó de que no podía salir del país. Tuve que pasar las siguientes semanas solo en el apartamento que había alquilado en Madrid. Los apartamentos en Europa suelen ser muchos más pequeños que los apartamentos en los Estados Unidos. Cada vez que quería ir de compras había un oficial de policía que me preguntaba adónde iba. La gente solo podía salir de su hogar para ir de compras, caminar con su perro, ir al trabajo o hacer otras cosas imprescindibles. No todos tenían la suerte de ir al trabajo durante ese tiempo. Cada día recurría a leer el periódico El País para averiguar cuándo iban a terminar las restricciones. No fue hasta un mes después cuando el gobierno permitió que la gente caminara e hiciera ejercicio en la calle a intervalos de dos horas. Esto se permitía dos veces al día. El primer intervalo era por la mañana, y el segundo era por la tarde. Durante las siguientes semanas hubo una relajación de las restricciones. No fue hasta finales de mayo cuando la gente recuperó la mayoría de sus libertades. Pasé en total dos meses de cuarentena en un país extranjero. Fue una experiencia que no se me va a olvidar.
España fue uno de los países más estrictos durante la pandemia. Cuando volví a España en noviembre de 2022, todavía era obligatorio llevar mascarilla en todos los transportes públicos. Finalmente, el gobierno español eliminó esa norma a principios de 2023.
